domingo, 4 de mayo de 2014

Primera Parte, décimo séptimo capítulo: DENTRO DE LOS NUMEROSOS CLIENTES

que ha tenido a lo largo de su carrera como vendedor de seguros de vida, tuvo uno, bastante singular, que se definía a sí mismo como amante apasionado del tenis de mesa, o ping pong, como él lo llamaba.
Para adquirir un seguro, una de las condiciones que puso –tácitamente– fue la de que el vendedor debía jugar unos cuantos partidos ya que, según aquel afiebrado amante del ping pong, es jugando en una mesa donde realmente se conoce a las personas.
El vendedor accedió sin necesidad de mayores insistencias; el tenis de mesa no era su deporte favorito, pero lo había jugado años atrás, muchas veces, por lo que se animó sin dudar a presentarle competencia a aquel singular cliente suyo.
De los cinco partidos que jugaron, el vendedor sólo ganó uno, el primero, tal vez por falta de calentamiento del cliente. Y satisfecho el ferviente jugador, invitó al vendedor a tomarse unas cervezas, a lo que éste contestó inicialmente que no, pero no tardó en cambiar de parecer, ante la insistencia del cliente y la promesa de invitar la primera ronda.
Hablaron de muchas cosas, aunque especialmente del ping pong. Fue entonces cuando el cliente confesó, sin exceso de modestia o arrogancia, que había jugado todos los partidos con la zurda, siendo él naturalmente diestro. Agregó que tenía esa costumbre desde muchos años atrás; y que la mantenía porque eso le permitía conocer mejor a sus contrincantes no sólo como jugadores, sino también como personas.
-         ¿Y qué descubrió de mí? –preguntó el vendedor.
-         Descubrí que usted es bueno jugando –guardó un silencio solemne y luego, con tono divertido, añadió-: bueno para jugar…
-         ¿Cómo así?
-         Sí, que parece que usted no juega queriendo ganar, sino queriendo perpetuar el juego –contestó el cliente esbozando una generosa sonrisa.

Fue entonces que el vendedor rió, aunque sin saber muy bien a razón de qué, pero repitiéndose en su cráneo, picándole casi como cosquillas, ese juega queriendo perpetuar el juego…

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